Después de un largo peregrinar por todas y cada una de las casas de novias tradicionales, de probarme un número indeterminado de vestidos y volver loca a mi madre, mi hermana, mis amigas ( en especial a ti Almu...) y de darme cuenta de que ninguno era para mi... concerté mi primera cita en Valenzuela. Me recibió Ana, su diseñadora y pasé un buen rato con ella, hablando del tipo de vestido que quería, donde se celebraría la boda, la fecha, el lugar... y en pocos minutos mientras hablabamos hizo el dibujo del vestido que yo creía que buscaba...
Después de varios meses de trabajo y de muchos cambios del diseño original el vestido fue tomando forma. Los cambios fueron muchos pero el equipo de Valenzuela es increiblemente profesional y no pararon hasta que el vestido era todo lo que yo esperaba. Piedad, tiene unas manos increibles y consiguió dar forma a un vestido con un toque tradicional, consiguiendo hacerlo moderno y vaporoso, con una espalda increible y detalles únicos.
Gracias a ellas conseguí un efecto increible a la entrada de la iglesia, la sobrefalda de gasa de seda satinada con un brillo precioso parecía que flotaba por el pasillo, cómoda y ligera.
Bajo la sobrefalda, conseguimos un precioso vestido en la misma delicada seda con corte en la falda de tipo pareo, una pequeña cola y filigrana de hilo de plata en la cintura, que me permitió bailar sin parar toda la noche y dejaba ver mis preciosos zapatos en plata y gris perla de FRANZUL.
Desde aquí quiero agradecer a Cristina, Ana y Piedad el cariño con el que nos trataron, la paciencia y la profesionalidad e invitar a las futuras novias a disfrutar de un proceso tan bonito como es diseñar su propio vestido de novia, que llevará vuestra esencia y lo hará único.
El resultado final... os prometo mostrarlo muy pronto
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